
Así lo conocí yo, como el que siempre brillaba más que los demás, el que nada se acercaba siquiera a opacar Su brillar, como el que siempre destacaba en los escritos de papá, como el que siempre era tan grande, fuerte y veraz.
Así lo conocí yo, como el que se hizo hombre, como yo, y lo logró, como el que derribó un muro inmenso de pensamientos y el suyo estableció, el que en un momento de duda, su rostro afiló, como el que abrió su boca y poder salió, como el que al mar habló y el mar obedeció, así lo conocí yo, al único que murió y resucitó.
Así lo conocí yo, como el que estaba conmigo a pesar de mi distancia, el que tomaba mi mano para llevarme más allá, el que marcaba el ritmo y cadencia al caminar, el que ponía en mí sus sueños y me dejaba volar, así lo conocí yo.
Así lo conocí yo, como el que guiaba con vara y cayado sin titubear, pero misericordia y amor emanaba al pasar, como el que hablaba de fe y caminaba sin parar, como el que vivió la vida perfecta y sin pecar, así lo conocí yo.
Así lo conocí yo, como el padre que enseña a caminar, como el maestro que alienta a pensar, como el que cree en tí a pesar de los demás, como el que es humilde, pero también sabe demostrar, como el que soporta el castigo por amor a los demás.
Así lo conocí yo, como el que peleó mis batallas y levantaba mi mano al ganar, como el que tomó mi pecado y lo olvidó en lo más profundo del mar, cómo el que subió a la cruz para vida eterna dar, así conocí a Jesucristo, así lo conocí yo.
Autor de La Pluma Ligera en donde El Libro (La Biblia), El Viento (El Espíritu Santo) y la pluma, dan sentido a este proyecto.
Soy Hijo de Dios, esposo, padre y pastor por llamado y convicción.