Tuve conciencia de él a corta edad, palabras y momentos que me hicieron saber que alguien cuidaba de mí y veía por mí. Los años siguientes caminaba a su lado, era alguien a quien yo quería seguir, a quien yo me quería parecer, a quien trataba de seguir su huella, literalmente ir a la par de sus pasos. Caminábamos por las calles del centro y me enseñaba a mirar, a caminar erguido, a mantener un paso firme, a no sentirme amedrentado entre la mucha gente; dirigía mi mirada siempre hacia arriba y al frente, jamás hacia el suelo. Bastaba una mirada para saber que algo estaba haciendo mal.
Pasados los años, escuché una anécdota de mis padres que me hizo valorar aún más a mi papá, valore el tenerlo cerca, valore sus abrazos y sus besos, valore más sus enseñanzas. Aquella anécdota negativa en el matrimonio de mis padres, antes de conocer a Cristo, ponía en riesgo su relación y a un hijo de por medio -yo- , la disyuntiva recaía sobre mi padre: Construir una familia o seguir “viviendo” la vida... Contado por él mismo, dice, que al ver a su hijo, supo que tenía que estar con él. Así que mi padre optó por nuestra familia, él decidió ser padre en todo lo que implicaba; fue ésta decisión -guiada por Dios- la que me hizo entender, a esa corta edad, que tuve un paternidad por decisión y que él quiso enseñarme, corregirme y hacerme crecer por amor.
Mucho aprendí de mi padre; experiencias de vida que formaron mi ser, mi carácter y que por ese seguir de sus pasos, ahora, yo sigo a Cristo. Mi padre fue el primero en entregarse al Señor, de ahí le seguimos mi madre y yo, entonces por Gracia de Dios entendimos que la plenitud estaba en caminar con Él.
Meditaba en estos días acerca de mi paternidad, en las decisiones y detalles diarios que vivo con mis hijos, en la forma que tengo que enseñar, amar, corregir a corto y largo plazo; que ahora mi padre disfruta de su etapa de abuelo y también aporta a la crianza de mis hijos.
Hoy entiendo que lo que mi padre decidió en aquella disyuntiva de la vida, hoy da fruto en un legado espiritual bendecido por Dios. ¡Gracias papá! Te amo.

Autor de La Pluma Ligera en donde El Libro (La Biblia), El Viento (El Espíritu Santo) y la pluma, dan sentido a este proyecto.
Soy Hijo de Dios, esposo, padre y pastor por llamado y convicción.